¿Estamos corriendo o viviendo nuestra vida?

Solemos escuchar y hablar mucho sobre complejidad, pero hemos adoptado un modo de vivir y trabajar que nos lleva a simplificar lo complejo.

El elogio a la velocidad, la hiperconectividad y el modo multitarea lejos de hacernos más productivos, reduce nuestra capacidad de procesamiento, porque nos aísla de los demás, elimina el diálogo necesario para comprender lo que está cambiando, y nos sitúa en un modo de respuesta francamente superficial.

El efecto negativo no es solo sobre nuestra salud psicofísica, sino también sobre la capacidad para desarrollar vínculos productivos y, finalmente, sobre la calidad de nuestro trabajo.

Desde Asertys destinamos una parte importante del tiempo de los proyectos a ayudar a que los equipos de conducción en particular, y las redes de liderazgo en general, identifiquen cómo con estos hábitos limitantes erosionan funciones de liderazgo hoy centrales, por ejemplo, la construcción de sentido, la anticipación de riesgos, la gestión de redes diversas y la promoción de la innovación, entre otras.

Si el mundo es cada vez más complejo, nuestro trabajo tiene que crecer en complejidad, o por lo menos, no perder aquella que hace al algoritmo humano: regular los tiempos y los tipos de conversaciones como pilares esenciales para dotar de riqueza y fluidez al proceso de negocio. Un tema muy bien enfocado por hacedores como Fernando Flores y Carl Newport.

En este caso, compartimos la perspectiva del periodista y escritor Carl Honoré, reconocido referente mundial del movimiento “slow”, que sintetiza el nudo de este dilema en este segmento breve de #AprendiendoJuntos2030 del BBVA y el diario El País.

Si al verlo te motiva a más, puedes ver la versión completa aquí.

Si lideras un grupo de líderes y sentís que están atrapados en un hacer puramente veloz y superficial, podemos ayudarlos a restablecer un modo más efectivo. ¡Conversemos!